En una casa muy pequeñita y acogedora vivía Pedro junto con su papá Marcos.
Pedro tenía una mascota muy especial, era de color marrón, tenía dientes afilados y nariz chiquitita. A pedro le encantaba llevarse a su especial mascota a todas partes, era muy obediente y cada vez que la llamaba: "¡Algodón, Algodón!" venía corriendo con sus pequeñas patitas, era un hámster fantástico.
Un día pedro se llevó a Algodón al colegio para enseñárselo a su profesora y a sus amigos. Por el camino se encontró con su amigo Juan, el quiosqero con el que siempre se ponía a conversar unos 10 minutos ya que se si se quedaba más tiempo llegaría tarde al colegio. Pedro le enseñó su hámster a Juan y le explicó su objetivo principal para llevar a cabo hoy en la escuela.
Una vez en la escuela Pedró sacó a Algodón de su mochila y lo enseñó a toda la clase. Su profesora Amalia le propuso que expusiera ante sus compañeros una pequeña exposición improvisada sobre su querido amiguito Algodón. Todos los niños quedaron fascinados con Algodón, les gustó mucho esa mascota tan peculiar. La profesora Amalia aprovechó la oportunidad y dedicó el resto del día a hablar de los animales doméstico con todos sus alumnos.
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